A pesar del guirigay de la federación española alrededor de la selección femenina de fútbol, del beso no consentido del expresidente Rubiales a Jenni Hermoso que sacudió todos los cimientos de la institución -con despidos y renuncias a todos los niveles- y el fútbol en general, el equipo se ha acostumbrado a reclamar con el micro en la mano y a responder con la pelota entre los pies. Por algo fueron las campeonas del mundo en Australia y Nueva Zelanda y por algo se impusieron en los dos primeros encuentros de la Liga de las Naciones cuando apenas habían tenido tiempo para entrenarse, cuando las reuniones para cambiar las actitudes machistas copaban el tiempo de unas jugadoras que renunciaron a volver a ponerse la camiseta hasta que los cambios fueran latentes, ahora recogidos y puestos en marcha con el Tratado de Oliva entre la RFEF, el CSD y las jugadoras. Con el ambiente más tranquilo, España pide la pelota y el protagonismo de nuevo en el césped, líder de su grupo con partidos como victorias (Suecia y Suiza), ahora ante Italia en Salerno.
“Fue un Mundial muy difícil de ganar, en el que se vio la mayor competición entre 23 futbolistas que dieron un gran rendimiento y una manera de estar increíble. Eso es lo que tiene que ver y copiar el mundo. Es raro que no se haya podido sacar a la luz y espero estar a tiempo de poder hacerlo”, resolvió la seleccionadora Montse Tomé en la rueda de prensa antes de medirse con la Azurri. Precisamente, el grueso de las jugadoras no acababa de validar la apuesta de Tomé al frente del banquillo, sobre todo porque era una línea continuista al anterior seleccionador Jorge Vilda -era su segunda-, del que consideraban que era justo en lo táctico y sobre todo demasiado controlador. No ayudó que Tomé forzara a las jugadoras a vestir la camiseta en la primera convocatoria con la amenaza de perder la licencia en caso de negarse. Pero las charlas se han sucedido tanto en lo colectivo como en lo individual, pues la entrenadora ha mantenido diferentes reuniones con las jugadoras estos días, y las futbolistas han visto que han ganado mucho poder en lo social pero también dentro de la selección, pues la actitud conciliadora y la manga ancha de Tomé sirve para planificar los días de fiesta, también las normas -al punto de que fueron las futbolistas las que eligieron a las dos primeras capitanas (Irene Paredes y Alexia) y la tercera (Olga Carmona) la escogió la seleccionadora-, aunque no así las alineaciones ni los conceptos tácticos. Eso se ve, por ejemplo, con Alexia, que juega de 9 en el Barcelona y de 6 u 8 con España. “Respetamos lo que hacen en sus clubs. La hemos visto hacer buenos partidos de nueve, pero nosotros pensamos en ella como interior. Alexia interpreta bien el juego y dentro del rol o demarcación que juegue sabe lo que tiene que hacer en cada momento”, resolvió Tomé.
Aunque se palpa todavía cierta tensión por los pasillos de Las Rozas, en la selección corre el aire y el equipo abraza a la seleccionadora cuando se celebran las victorias. Ahora, además, con los cambios firmados y ya en marcha, las jugadoras se centran en el balón. “Al revés que en la pasada concentración, estamos físicamente más descansadas, frescas”, convino la centrocampista Tere Abelleira; “estamos en un punto diferente y ahora sólo se habla de fútbol. Así que se nos verá con un plus de ritmo. Con el balón haremos lo que sabemos hacer, la otra vez ya salió y seguiremos en esa línea”. Se presupone que en el once estará Jenni Hermoso, que se perdió la primera convocatoria porque la seleccionadora, dijo, la quería proteger. Ahora ya está con el grupo. “Tuvimos que pelear por nuestra compañera para que se sintiera protegida. En su momento no notamos el respaldo de la federación, pero tras las reuniones empezamos a caminar unidos”, señaló Abelleira.
El camino pasa ahora por la Nations League, competición que otorga un salvoconducto para los Juegos Olímpicos, torneo que nunca ha disputado la selección. Y toca Italia. “Es una rival muy competitiva, a nivel defensivo maneja varios registros y tiene capacidad para salir rápido y llegar con bastantes jugadoras al área rival. Después del análisis contra Suiza y Suecia, hemos hecho valoración, pensando en lo que podemos hacer y ya tenemos ganas del encuentro de mañana”, explicó Tomé. Y amplió: “España tiene mucho talento. Nuestra responsabilidad es ordenarlo y ver de qué manera podemos atacar y combatir al rival. El once le vamos dando vueltas desde el inicio de la concentración y seguimos el estado actual de las jugadoras además de que estudiamos con tiempo al rival. Pero el once lo decidimos en el último día porque valoramos de nuevo todo, ponemos la información en la mesa y el cuerpo técnico me dice lo que siente y ve, y al final yo tomo las decisiones”. Firme en el área técnica y conciliadora en el vestuario.
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