Jorge Martín gana la ‘sprint’ en el gran premio de Valencia y exprime sus opciones para ser campeón | Motociclismo | Deportes

Jorge Martín sigue creyendo en el Mundial. No dará su brazo a torcer hasta el final, por muy difícil que se lo pongan las matemáticas. “Está complicado, pero mejor que ayer”, sonreía tras prolongar la lucha este sábado. Con su novena victoria del año en el nuevo formato sprint, el piloto madrileño de 25 años recortó la brecha con Pecco Bagnaia, el defensor de la corona, a tan solo 14 puntos. El italiano y puntal de Ducati, tieso durante la carrera corta de este sábado, solo pudo ser quinto y vio como el aspirante español le superaba ya en la primera vuelta rumbo a la victoria a pesar de haberle ganado unas horas antes en la lucha contra el crono. Salir desde la segunda posición, sin embargo, le valió de poco.

“Quería ganar, pero no teníamos las mejores cartas, así que hemos decidido arriesgar”, explicó el piloto del Pramac. Su decisión de montar la goma blanda trasera para poder apretar al máximo durante la prueba resultó clave. “Ha sido precioso, hoy he disfrutado mucho. El equipo ha hecho un trabajazo, y una vez más hemos sido los mejores”, destacó. Martín prefiere mantener la cabeza fría, y prefiere no montarse películas ante la dimensión del reto. “Prefiero no imaginarlo. Ojalá suceda. Es el sueño de mi vida, y es cuanto más cerca lo he tenido… pero a la vez está lejos”, remachaba.

El mismo resultado este domingo (15.00h, La 1, DAZN) daría todavía el título al defensor de la corona, pero el corazón de Martín no le permite rendirse. “Yo saldré a darlo todo, no tengo nada que perder”. Si vuelve a ganar en la carrera larga y el italiano fuera sexto, el título sería para él. Saber que nada es imposible le llevó al éxtasis tras cruzar la meta. La afición en Cheste también cree en el sorpasso. “Sí se puede, sí se puede”, coreaba el público mientras el candidato del Pramac celebraba el triunfo en el podio. Junto a él, la KTM de Brad Binder y Marc Márquez, en su última carrera con Honda, se dieron un precioso baño de masas. Al ocho veces campeón del mundo se le escaparon algunas lágrimas.

No fue una jornada apta para cardíacos en el garaje del candidato español al título. La lucha por la pole position le salió rana y otro problema de neumáticos, como ya le ocurrió en Qatar, le fastidió sus planes. Solo pudo ser sexto en parrilla tras sentir fuertes vibraciones en su primera intentona, pero supo resetear y salir a por todas en un Ricardo Tormo lleno hasta la bandera.

De derecha a izquierda: Binder, Martín y Márquez, con Bagnaia al fondo, en un momento de la carrera.
Biel Aliño (EFE)

En la salida, Bagnaia parecía determinado y tomó la delantera desde su segunda plaza sin inmutarse en la primera curva. Martín también estuvo fino y era tercero, y pronto pudo enseñarle la moto a su gran rival por la corona. Maverick Viñales, autor de la pole, se zafó del vigente campeón y por detrás llegó el español sin ningún tipo de miramientos. Su agresividad provocó que ambos salieran pasados en la curva 11, y por ese hueco se colaron Brad Binder y Marc Márquez aprovechando la tensión del título en juego. Era justo lo que necesitaba el candidato, más pilotos de por medio.

A partir de ahí, Bagnaia quedó rezagado y Martín se creció y se fue para adelante, una vez más intratable en el formato explosivo de la sprint. En la segunda vuelta le devolvió la jugada a Márquez, que casi le tira por la mañana mientras le seguía en la clasificatoria. Luego supo contemporizar y mantener el temple para cerrar el hueco con cabeza de carrera. Cuando alcanzó a los pilotos destacados, en la octava vuelta, solo necesitó la mitad del corto trazado para rebasar a la Aprilia de Viñales y la KTM de Binder. El madrileño ya no volvió a mirar hacia atrás y galopó con resolución hasta cruzar la línea de meta para comprimir la gran final por el título.

Nunca un piloto había encarado el punto de partido viniendo de perder contra su gran rival el mismo fin de semana. Psicológicamente, no será sencillo superar el mal sabor de boca de una derrota tan reciente. “Espero dormir, el año pasado pude hacerlo”, confesaba el campeón. “Al final, llevo medio año perdiendo el sábado y recuperándome el domingo. Pienso que la presión es similar para ambos, y ninguno de los dos puede fallar”, analizaba el turinés, impertérrito gane o pierda. Esta noche cenará con el equipo y luego verá una película con Domizia, su prometida, antes de irse a la cama. En su garaje, las caras eran largas, la tensión evidente. “Nos hemos equivocado con la elección de goma”, reconocían todos. Quienes calzaron las medias traseras sufrieron, y los tres del podio optaron por la opción blanda.

Algo de suerte también tuvo el italiano cuando Fabio Quartararo se fue al suelo mientras le superaba en la quinta vuelta. Un strike del francés le hubiera mandado a la grava y exigido todavía más este domingo. “Ha estado muy cerca”, resopló el número uno. Otro que pareció hacerle un favor, quizás pensando en su última oportunidad para subirse a una moto el año que viene, fue Fabio DiGiannantonio. El de Gresini acosó a su compatriota como ya hizo hace una semana en Qatar para ganar la primera carrera de su vida, pero en esta ocasión se mantuvo firme detrás de su teórico jefe de filas. Nadie sabe si hubo órdenes de la fábrica en este sentido, aunque Ducati siempre ha defendido que todos sus pilotos tienen libertad para luchar mientras no sobrepasen los límites.

Este domingo, de nuevo en medio de un mar de intereses cruzados entre los competidores, la traca final del campeonato promete un espectáculo a la altura de uno de los desenlaces más emocionantes que se recuerdan. Martín cumplió con su plan el sábado, y solo le valdrá terminar en el podio y ver qué hace Bagnaia. Si repite victoria, su opción más realista, el turinés no debería pasar de la sexta plaza. Hasta ahora, el defensor del título siempre ha sido capaz de levantarse y responder en las carreras largas. Este ha sido el guion de todo el año, pero en MotoGP siempre hay giros inesperados. Es un final de película.

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