El 13 de mayo de 2004, con uno de los capítulos más vistos de la historia de la televisión, terminaba Frasier. Atrás quedaron 11 temporadas, 265 episodios y varios récords, como ser la comedia con más premios Emmy de la historia, 37 (hasta Juego de tronos, era la serie, drama o comedia, con más premios). Derivada de la también exitosísima Cheers, seguía las andanzas del doctor Frasier Crane, interpretado por Kelsey Grammer, un snob y sarcástico psiquiatra con un consultorio radiofónico que convive con su padre, un gruñón expolicía, y su hermano, otro psiquiatra todavía más estirado.
Como casi todo en la televisión, Frasier también regresa. Lo hace el viernes 3 a SkyShowtime y con muchos cambios. Ahora, Frasier (vuelve Kelsey Grammer) se traslada a Boston para tratar de enderezar la relación con su hijo, un joven bombero que apenas ha tenido contacto con su padre. El choque generacional y de clase está servido, una vez más.
La televisión ha cambiado en los casi 20 años que Frasier ha estado fuera, el público ha cambiado, incluso el humor ha cambiado. Pero hay cosas que no varían. Frasier sigue siendo una sitcom de las de antes, de las grabadas en un estudio delante de público y con risas en directo. De eso sabe más que nadie James Burrows (Los Ángeles, 82 años), toda una leyenda de la televisión. Ha dirigido más de 1.000 episodios y se ha encargado de más de 30 episodios pilotos. Toda una institución en la televisión estadounidense, Burrows empezó a dirigir capítulos en 1974 en la serie La chica de la tele (The Mary Moore Tyler Show). Medio siglo después, se considera semirretirado pero sigue volviendo al medio de vez en cuando, como hizo para dirigir los dos primeros capítulos de esta resurrección, donde dirige a su amigo Kelsey Grammer. “Ya hace 40 años que nos conocemos, nos queremos mucho”, dice sobre su trabajo con el actor.
“He vuelto a dirigir, primero, porque quería proteger el personaje de Frasier, quería asegurarme de que Kelsey tenía un buen guion frente a él. Y Chris [Harris] y Joe [Cristalli, los guionistas del regreso de la serie] hicieron un gran trabajo. La palabra semi va delante de retirado porque dos o tres veces al año me gusta hacer algún trabajo. No sé si podría volver a rodar todos los episodios de una serie, pero hacer esos dos episodios en febrero fue una experiencia maravillosa y revitalizadora”, decía Burrows en una entrevista con EL PAÍS por videollamada a finales de septiembre.
“El personaje de Frasier sigue igual, no ha evolucionado en estos años. No quieres reescribir la Biblia, quieres asegurarte de que el personaje siga siendo el mismo”, explica sobre este regreso. “Es un personaje universal y el hombre que lo interpreta es un actor increíble. Es un pomposo pero lo hace vulnerable, de forma que la audiencia puede identificarse con él, y eso es un don del actor. Ahora los guionistas han escrito una serie nueva con él rodeado de gente nueva que pone a ese pomposo en nuevas situaciones y es realmente divertido”, describe Burrows el regreso de Frasier.
Aunque ha pasado casi medio siglo desde que comenzó en la televisión, todavía recuerda cómo llegó al medio y lo que le enamoró de él. “Tuve suerte porque lo que hago en este medio en realidad es teatro. Con mis cámaras grabo una obra. Yo venía del teatro, mi padre trabajaba en el teatro [Abe Burrows, humorista, escritor y director de radio y teatro que ganó un premio Tony y un Pulitzer]. Me llevaba con él y veía cómo trabajaba. Luego llegó la oportunidad de hacer una comedia de situación, La chica de la tele, la primera serie que hice. Conocía a Mary [Tyler Moore]. Mi entrenamiento teatral me ayudó mucho. Las cámaras, toda la cosa técnica, lo podía aprender. Pero no puedes aprender cómo hablar a los actores, qué es divertido, cómo lidiar con situaciones del mundo teatral”. También recuerda su primer día en la televisión. “Claro que lo recuerdo, iba con mucho cuidado [lo dice en español]. Estaba realmente asustado ese día. Yo era un chico que venía de Nueva York, no tenía ninguna credibilidad para ellos más allá de que conocía a Mary. Pero trabajé muy duro en esa serie y terminaron muy contentos con mi trabajo. Y el resto es historia”.
En concreto, el resto es historia de la televisión. Ganador de 11 premios Emmy, estuvo nominado a esos galardones todos los años desde 1980 hasta 2005, con la única excepción de 1997. Él ha estado detrás de las cámaras de prácticamente todas las grandes comedias televisivas estadounidenses. Se encargó de 75 episodios de Taxi, es cocreador de Cheers (de la que dirigió 237 de sus 271 episodios), estvo al frente de 32 episodios de la Frasier original, 15 de Friends (entre ellos, el primero) y los 246 capítulos de Will & Grace, toda la serie de principio a fin, incluida su resurrección hace cinco años.
Aquel chico del teatro se encontró con que las sitcoms grabadas con público en vivo le permitían mantener ese contacto con la gente. “Mi carrera ha sido siempre con series grabadas delante de público en directo. Hacer una serie delante de la audiencia hace que tengas su respuesta. Su risa llena de energía el lugar. Ahí es donde yo crecí y es lo que todavía hago. Y me encanta, para mí es la mejor forma de hacer televisión”.
Burrows se terminó convirtiendo en la persona a la que las comedias recurrían para arrancar con buen pie. Preguntado por cómo elegía las series en las que trabajaba, recapacita unos segundos antes de contestar. “El guion es lo primordial, me tiene que gustar. No es necesariamente la idea, es la ejecución de la idea. Un bar en Boston no es una idea fascinante, pero cómo estaba ejecutada era increíble. Seis amigos sentados en una cafetería no es una gran idea, pero cómo estaba ejecutada es lo importante”.
Además del guion, otros factores entran en juego para que una serie se convierta en un éxito, según la experiencia de James Burrows. “Tienes que tener suerte con los actores, porque no sabes si van a ser estrellas o no, tienen que estar disponibles… Y luego, que pongan la serie en un buen lugar en la parrilla para que no la cancelen. Porque en las series que he hecho no había estrellas, nosotros los convertimos en estrellas, así que no hay motivos de entrada para que los espectadores las vean. Es un compendio de todo eso. Antes de grabar el primer episodio, se selecciona un público para que vea la serie, y si a ese público de prueba les gusta la serie, será un éxito”.
De todos los títulos en los que ha trabajado, Burrows no duda en destacar aquellos de los que está más orgulloso. “Cheers es la número 1 sin duda. Los hermanos Charles [Glen y Les Charles], que crearon la serie, fueron tan amables que me dieron también el crédito de creador, así que para mí es como un bebé al que di a luz. Y luego Will & Grace, fue muy divertida y me hizo muy feliz, me encantó esa serie, y también Frasier porque quiero mucho a Kelsey”.
Desde su posición de semirretiro, pedimos a James Burrows un consejo para quien quiera dedicarse a la televisión, algo que haya aprendido en su carrera. “Algo que siempre digo es que intentes estar en una serie de cualquier forma. Siendo un currito, como asistente de guionista, como conductor… estate alrededor de la producción porque en algún momento alguien te verá y te puede dar una oportunidad. Pero cuando llegue esa oportunidad, tienes que estar preparado, porque eso solo ocurre una vez. Tienes que estar preparado para aprovechar la oportunidad cuando aparece”. Palabra de una leyenda de la televisión.
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